31 octubre 2009

El Altar

Frida llegó de noche como siempre. A tomarse un tequila conmigo, dormida. Le deje unos cigarros, unas cañas para que se endulce la vida. Unas sandías. "Viva la Vida." Como amo a esa mujer, me encanta. Si por mi fuera hubiera hecho el altar en la cama para que durmiera conmigo. Frida llegó. Llegó a nuestra casa, a su altar lleno de vida y muerte. Le pichamos el pisto, el viaje de regreso con toda la feria que yo tenia guardada. Le puse a las dos culturas, a la Coatlicue y a la Virgen de Guadalupe, para que me la cuiden y pueda regresar después. En medio del altar sus fotos y su diario. Desde la sala las flores y el incienso me marean, me mecen como si me fuera a dormir, entre mil luces distintas, entre los colores. Esto es el olor de la muerte. Esto es lo que mas amo.

"Frida."
"Dime."
"Te amo!"
"Que bien, sirveme mas tequila, aunque este no esté bueno. Es mas, no me sirvas, pasame la pinche botella que vengo encabronada."
"¿Y eso?"
"Pues no vino el pinche Diego. ¿Porque no le hiciste el altar a el? ¿A mi Diego hermoso?"
"Por pone cuernos..."
"Ay pendeja!...¿Tu que sabes?"
"Pues lo que me han contado, lo que me haz contado tu..."
"Ah si!, se me olvidaba, es que ya ando muy peda..."
"Así me gustas, peda, hermosa, riéndote."
"Ay Daniela, tu también ya estas bien peda"
"Si, pero no me importa, porque hoy en la casa no hay hombres, le dije que se fuera. Para que quedaramos las dos. Por eso no invite al Diego."
"Cabrona..."
"Dame un beso."

Frida llegó de noche. Yo la sentí, se acabo el tequila, los cigarros, las cañas estaban chupadas, el pan de muerto lo habían movido de lugar. Y el petate estaba revuelto. La virgen ya no volteaba a donde siempre, se daba besos con la Coatlicue... Frida llegó en la noche. Yo amanecí en el altar.

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